Depuesta por el hombre que la usaba
solo es ruina de paja y de madera,
su pasado esplendor en el que fuera,
el sostén donde el cuerpo descansaba.
El tiempo cruel que todo lo socava
le propinó su puñalada artera,
poniendola más cerca de la hoguera
que del glúteo que en ella reposaba.
No le queda a esta silla escapatoria,
venció la credencial por sus servicios
de forma contumaz y perentoria,
volviendose insalvables los suplicios
que acaben finalmente con su historia,
y sus años de fieles beneficios.
30 comentarios:
Sillas o personas, el tiempo no hace distinción... ¡qué suerte si nos miran con amor! (Nos hacen recordar que un día tuvimos corazón y dimos un poco de bienestar).
Realmente me has hecho pensar, en la utilidad de la existencia de cada ser y objeto, que hasta con desprecio los tratamos cuando dejaron de parecer útiles.
No solo es lindo, también es interesante leerte.
Un abrazo.
Me encanta el filo que le sacas a las cosas. De una simple silla te sale un poema admirable y en esas palabras se nota la visión del poeta que ve y expone lo que otros no ven pues no se han parado a mirar ese objeto como algo más, con historia, con vida propia.
Esos poemas son muy interesantes pues ayudan a ver a ese objeto desde otro prisma.
Un abrazo, amigo.
Me parece muy original este poema que le has dedicado a una vieja silla, Gustavo, y es que tu fluir es rico en exquisitos versos pero también en imaginación, un placer leerte.
Saludos.
Las cosas se vuelven inservibles y pocas veces le damos el valor que en su momento tuvieron, sin detenernos a pensar en los recuerdos que guardan...Me encanta la forma sencilla y sutil de crear poemas de esta forma...
Besos
Diana
El mejor y mayor homenaje, dedicado a una silla, que he leído nunca.
Un fuerte abrazo, amigo.
¿Y sabe lo peor, maestro? Lo peor es que esta silla, vieja y desdentada, si nadie la arroja al fuego, vivirá más que aquellos que la usaron. Como ya escribió Borges, "los objetos vivirán más allá de nuestro olvido".
Magnífico texto como siempre. Un abrazo grande, poeta.
Estimado Poeta Gustavo amigo:
Mas fue una silla consagrada por el uso, no una de adorno, como objeto del avaro. Cumplió su misión como todas las cosas de la existencia. Soneto para meditar y recogerse con un buen tinto argentino.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Una de mis aficiones, mi señor, es encabar cuchillos,... y si encuentro una silla como la que, tan líricamente, describe Vuestra Merced,... suelo tomar una parte de ella, que se encuentre en relativo buen estado,... y la uso adaptádola a mis menesteres,... así al menos, ese pequeño trozo, disfrutará de una segunda vida.
Gestos contumaces variados.
Estimado Federico (nombre de un gran poeta) una brillante y oportuna reflexión has dejado a propósito de lo escrito, la comparto totalmente.
Gracias por tu lectura y amabilidad
Un cordial abrazo
Estimado Aseret, cuanto me place que hayas identificado la esencia de lo escrito y que dejes tu valiosa reflexión.
Recibe un cordial abrazo
Estimado amigo José Antonio, me halagas sobremanera con tu comentario, no creo que lo hecho merezca tanto elogio, pero en fin, lo acepto con gran gusto y te confieso que escribiri sobre este tipo de cosas me fascina, pués siento que en esos objetos cotidianos dejamos parte de nuestra vida, partículas de nuestro ser y hechos de nuestra historia, son testigos silenciosos de nuestras desventuras y de nuestra felicidad.
Gracias por tus siempre atentas lecturas.
Recibe un afectuoso abrazo, amigo
Gracias María, en todo caso el placer es repartido, pués ya sabrás cuanto animo genera el que alguien te lea y deje su parecer y si como en este caso, viene preñado de elogios, doblemente placentero.
Un cordial abrazo
Tal como has descripto Diana en tu amable comentario, así es la esencia que conllevan subyacentes en sus versos este soneto.
Gracias por dedicar tu tiempo a esta lectura y por tu participación.
Querido amigo Gato, agradezco infinitamente tus palabras, son muy reconfortantes, puede que sea como dices, despues de todo no creo que haya por allí mucho escrito acerca de una silla.
Como sea, siempre es bienvenida una palabra de aliento, gracias por expresarla.
un fuerte abrazo, compañero gatuno
Estimada Ana, eso que dices en tu comentario, es algo que siempre me da vueltas en la cabeza respecto de estos objetos que nos rodean en la vida diaria y la cita de Borges es impecable, gracias por prestigiar este espacio, con tu comentario.
Un cordial abrazo
Estimado Frank, con todo gusto leo tu atinado comentario y me alegra que lo escrito sea motivador de alguna reflexión y por supuesto que me encataría compartir este "buen tinto argentino".
Un fuerte abrazo, compañero
Estimado Don Rodrigo, es un magnífico y honorable oficio ese que describe de encabar cuchillos, máxime si tal actitud sirve para extender la vida de un objeto que está a punto de perderla.
Como siempre , más que atinados vuestros comentarios.
Reciba un reciclado abrazo, que recicle tambien vuestras legendarias costillas.
No había leído nunca un soneto dedicado a ese objeto que, sin darle la importancia que merece, sostiene nuestro cuerpo cuando éste ya no puede consigo.
Y da pena pensar que una vez esté vieja nos desharemos de ella.
Es una simple silla, y sin embargo se le viene encima una triste historia.
Te leo, y siempre te lo comento, amigo Gustavo, parece que tus sonetos se escriben solos, hermosos y bien hechos, bordados con precisión y maestría.
Saludos cordiales, besos
Ío
Mi querido Gustavo, no hay nada que se te resista, da igual que sean animales, personas o cosas, creo que serías capaz de escribir un soneto a lo etéreo, a la luz, o cualquier tema relacionado con la metafísica, amén de dioses y un largo etcetéra, para no dejarme ninguno. Pero lo realmente meritorio, además de bordar los sonetos, es esa voz poética que sale de tu interior y los reviste de una pátina, que no haciéndolos diferentes, los hace distintos y especiales; y así llegan a los que te leemos.
Un abrazo maestro.
Soneto que me hace reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia, porque, al fin, ¿qué somos, sino una vieja silla a la espera del fuego, o del cielo salvador que le brinde un buen tapicero?
Si es que de tanto reflexionar se me va a fundir el reflexionador. Mejor, lo dejo.
Un abrazote.
¡Magnífica la foto y magnífico el poema!
Una silla abandonada mirando a la ventana siempre es algo evocador, misterioso, lleno de historias ocultas. Hace imaginar a alguien mirando por esa ventana, sumido en no sé qué pensamientos profundos, sentado en esa siila. El soneto tiene la elegancia que te caracteriza; homenaje a esas historias que esconde entre el mimbre raído. Me gustó leerte.
Un abrazo.
Estimada Ío , tal vez tenga el privilegio de ser el único que le ha dedicado unos versos a una silla, quien sabe, no?.
Te agradezco infinitamente todo lo que dices de mis escrito, solo te puedo decir que no soy un virtuso inspirado, le pongo mucha voluntad y dedicación a la cosa, vamos, como se dice corrientemente "me transpiro la camiseta", gracias por tu amable visita.
Un cordial abrazo
Estimada Paloma, siempre desbordando generosidad, me halagan sumamente tus palabras. Tal vez no sea mala idea escribirle uno a la luz, quizás, quien sabe, o alguna otra intangibilidad, me has aportado buenas ideas.
Gracias por tu constancia en los comentarios, son siempre muy alentadores.
Recibe un afectuoso abrazo
De eso se trata la alegoría que conlleva el soneto, de la propia existencia de cada uno, como siempre das en el clavo de lo que pretendo expresar y no te preocupes por el "reflexionador" que funciona muy bien.
Gracias por participar con tu apropiada reflexión, Joe
Recibe un fuerte abrazo, querido amigo.
Pablito ! es un gusto tenerte aquñi compartiendo y comentando.
Te metes muy bien en la esencia de la historia y te agradezco todo lo que dejas escrito, que tanto ánimo proporciona.
Un fuerte abrazo, querido compañero
Si un soneto mandara hacer Violante
a los doctos y henchidos poetas de academia y les pusiera como objeto del poema una desvencijada y vulgar silla, veríamos desinflarse sus odres repletos de soberbia. Eres genial, Gustavo; me gusta todo lo que escribes. También tus comentarios sobre mis versos. Pero por los dioses de Olimpo, no
me trates tan versallescamente, que ambos somos resistentes de la vida con el arma única de la palabra.
Besos
Estimada Elvira, honestamente me siento superado por tu halagador comentario, pero tampoco es cuestión que por exhaltar la modestia, caigamos en los malos modales, por lo tanto acepto complacido, aunque con prudencia, lo que dejas expresado. Es muy generoso de tu parte.
Respecto del trato, no ha sido nada consciente, tal vez incoscientemente me autoimponga cierto cuidadoso respeto, por tus logros como escritora, pero ciertamente suscribo esa última frase de tu comentario que me ha resultado digna del mejor verso de Benedetti: "somos resistentes de la vida con el arma única de la palabra"
Recibe un afectuoso abrazo.
Un día a un espantapájaros... hoy a una silla desvencijada, rota, aparentemente ya inútil... qué sonetos más hermosos creas. Hoy se lo brindas a una ¿silla?... Bueno, ya ni es silla ni nada... Increíble...
Tal vez, élla, sirva hasta su último suspiro, aunque sea como leña para calentar una buena chimenea.
Un abrazo y saludos.
Estimada Mar, eso último que dices ("tal vez ella sirva hasta su último suspiro") es lo que valoro y admiro de estos objetos inanimados, que dan hasta lo último de si y aún cuando pierden ya la esencia de su servicio, se transforman y nos proveen de uno nuevo.
Un cordial abrazo y gracias por tener la gentileza de dejar tu comentario.
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