Llevo hincada una estaca con tu aroma,
el mojón contumaz de tu partida,
el cruel dolor de tanta despedida,
la lágrima que oculto aunque se asoma.
No existe otro colmillo que carcoma
con furia indoblegable en esta herida,
donde sangran los sueños de mi vida
y vuelan con tus alas de paloma,
la firme decisión de mis dos brazos
para abrigarte en tu hora más extrema,
que te ahoga y nos parte en mil pedazos,
cuando el aire parece que te quema
cansada de haber dado tantos pasos,
sin que cese el fragor de este dilema.
15 comentarios:
Magnífico y desgarrador.
Las despedidas nos desmiembran el espíritu-pero se siente en la carne misma-
Arrolladores los versos.
Un placer.
Un gran abrazo
SIL
bellisimo y desgarrador poema, esta asturiana te da las gracias por deleitarnos con su belleza, te manda un besin muy grande y te desea feliz domingo.
Son tantas las estacas, mi Señor,... tanta herida escarlata,... tantos los recuerdos,... y al final, siempre,... siempre,... hay una despedida.
Expresiones en mil pedazos varias.
Las despedidas son tristes y profundas en el alma. El recuerdo es la estación que alivia la ausencia.
Un gusto visitar tu blog. Saludos,
J.C.
La despedida más dolorosa es áquella donde no interviene nuestra voluntad, nos atropella y nos deja en la desolación total. Una sentida manera de describir esos sentimientos de abandono. Un placer siempre leerte, Gus. Besos
Leerte es una explosión de belleza.
Conocer que en la mente y el corazón de alguien pueden anidar tales sentimientos y además saber expresarlos con tanta perfección, es la consciencia de que mientras haya un alma como la tuya... habrá luz y poesía.
Un beso y mi afecto Gustavo.
Queridísimo amigo.
¡Ay, Gustavo, el dolor de las despedidas que no mitiga el tiempo!
El aroma indestructible de la amada, todos los ingredientes roedores de la ausencia están vivos en éste magnífico soneto de amor: "donde sangran los sueños de mi vida/ y vuelan con tus alas de paloma". No conozco a nadie capaz de expresar con tanta belleza la pérdida del amor.
Ahora entiendo porque me dijiste que odiabas las despedidas.
El último poema de mi blog no refleja un estado de ánimo actual; lo he recuperado sólo por su brevedad, adecuada a la lectura rápida de internet. Justamente ahora estoy haciendo poemas muy largos y torrenciales, más acordes con mi forma de ser, que están a punto de ser editados y espero poder enviarte pronto.
Te admiro y te quiero un montón.
Elvira
Estimada Sil, agradecido como siempre por tus constantes lecturas y comentarios que se complementan tan bien con lo escrito y tanto estimulan.
Recibe un afectuoso, abrazo.
Muy agradecido por tus palabras, amiga Ozna, recibe tambien mis mejores deseos y un fuerte abrazo.
Estimado Juan Carlos, es un gusto volver a contar con tu presencia en este sitio, gracias por lo que escribes.
Un fuerte abrazo, compañero.
Estimada Circe, agradecido por tu paso por este sitio y por la reflexión que dejas.
Un cordial abrazo.
Estimada María, tu desbordantes palabras, que me quedan varios talles grandes, me dejan con pocas palabras como respuestas, de todos modos, vaya un sincero gracias, por tanta generosidad y elocuencia al comentar.
Te dejo un afectivo abrazo.
Querida Elvira, siempre es un enorme placer contar con tus sabias reflexiones. No me extenderé mucho en la respuesta, para no repetirme con el mail que te envié.
Recibe la reciprocidad de mi cariño y admiración.
Mi querido Capitan, os he salteado sin ninguna consideracióm, pero aqui vengo a reparar el error y a suscribir vuestro apenado pero tan certero comentario.
Gracias por vuestra compañía.
Hoy el abrazo va atenuado en su fuerza por lo debil que dejan estas situaciones pero con la misma afectividad de siempre.
Queridísimo Gustavo:
¡Qué sorpresa tu soneto de humor!, tan bueno como los de amor. Y qué hallazgo genial el de los botones sonoros en el costado, que se lo ponen tan difícil a la amada. No es extraño que la pobre esté mosqueada.
Amigo, ¡tómalas!, todas mis palabras son tuyas, de todos, también de los que se apropian de palabras exclusivas de la posguerra y, felízmente, hoy desaparecidas del lenguaje. Tú enriqueces cualquier palabra con el hilo de seda de tus sonetos, ¿dónde podrían estar mejor?
Mil besos
Elvira
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