invicta de mil noches de tormenta,
sufriendo solitario tanta afrenta
del hombre que te ataca con fiereza.
El golpe del acero en tu cabeza
despliega su catástrofe violenta,
dejando a tus costados la osamenta
testigo de tus días de grandeza.
Un árbol nunca llora ni se queja,
sucumbe masticando su destino,
que al mío en su desgracia se asemeja
por penas semejantes me imagino,
de herida contundente y tan añeja
que funde los senderos en camino
2 comentarios:
Hola, Gus...!
Un árbol nunca llora ni se queja, dices, quizás con algo de Darío dando vueltas en tu memoria... el árbol apenas sensitivo.
Es muy grato ver cómo tu blog va quedando estupendo, como estupendos son tus sonetos, bien delineados y con un tema inequívoco.
Me alegro por ti, amigo mío.
Quizás nunca llores ni te quejes como el árbol que invocas, mas tus ramas dan sombra y tu verde acoge a las aves extraviadas.
Un abrazo enorme.
Muy agradecido Luis por todo lo que dices, eres en extremo gentil.
En realidad cuando me dispuse a escribir esto, estaba analizando el soneto de Francisco Luis Bernardez, ese que dice : "lo que el arbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado" o parecido, si se asemejó en algo escrito por Ruben Darío , fué una mera coincidencia que desde luego celebraría con entusiasmo, si mis limitadas neuronas han sido capaces de escribir algo parecido a semejante poeta. Buscaré cual es el poema que mencionas, porque no lo tengo leido.
Un afectuoso abrazo compañero
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